Trabajar de madrugada

Ésta es una historia acerca de un hombre y un pez; una historia acerca de la dramática relación entre un hombre y un pez. El hombre se debate entre la vida y la muerte. El hombre piensa. El caballo piensa. La oveja piensa. La vaca piensa. El perro piensa. El pez no piensa. El pez está mudo. Inexpresivo. El pez no piensa, porque el pez lo sabe todo.



Al principio funcionó, pero a los pocos días le embargó, caminando por una calle, un recuerdo concreto de una noche concreta.; lo desestimó como pudo. Otro día, en otro lugar, otro recuerdo le acechó. Y cada vez, con más frecuencia, le iban sobreviniendo recuerdos en los más inimaginables lugares por donde pasaba. Su vida estaba llena de recuerdos con ella, no bastaba con arrojar al fuego las cosas materiales, se había dado cuenta de que no podría borrarla de su mente. Y una noche, mientras buscaba algo sin importancia, descubrió una foto olvidada y polvorienta de ella que se había colado por detrás de un mueble y había llegado a parar al suelo, invisible a los ojos. La contempló y entonces comprendió que nada ocurre porque sí."










(Extracto de un monólogo de "El club de la comedia")
Hasta ahora, pensaba que la peor frase que te puede decir una tía es: "Tenemos que hablar...". Pero no, la peor frase que te pueden decir es: "Yo también te quiero... pero sólo como amigo". Al menos, siendo amigo puedes meter cizaña para eliminar competencia. Es la técnica del "gusano miserable". Cuando ella te dice:
- Ay, qué majo es Paco, ¿verdad?
- ¿Paco? Es muy majo, sí... un poco bizco.
- No es bizco, lo que pasa es que tiene una mirada muy tierna.
- Sí, en eso tienes razón, me fijé el otro día, cuando miraba a Marta.
- No la miraba a ella, me miraba a mí.
- ¿Ves como es bizco?
Y durante toda la mañana subtitulas cosas que te encantan: empiezas con una película de acción en la que apenas hablan; y además te ha tocado la parte final, con los créditos y todo eso, así que la haces tranquilo, incluso te paras a disfrutarla; luego viene un documental sobre animales, con una voz en off que habla cada media hora para soltar una frasesita del tipo "La época de lluvias trae consigo el apareamiento de los babuinos". Y el tío se calla otra media hora. Jajjajajaja es genial. Terminas y pillas "Menuda Noche". Aghhh qué horror, es de lo peor que hay. Con lo bien que iba mi día... Pero sorpresa!! Te ha tocado la parte en la que actúa Malú, que se casca dos canciones seguidas, chupao de subtitular, y además, disfrutando de la niña. Esto no puede ser sano. Y así todo el día. Me encantan esos días.
Sales del trabajo, te diriges a casa, y llegando a tu portal, ves que sale un coche del aparcamiento que está en tu puerta. Mira qué bien, no tendrás que pasarte media hora dando vueltas hasta que algún desgraciado tenga que sacar su coche para irse a currar. Esto se llama llegar y besar el santo. Además, apenas te quedaba gasolina, así que de puta madre. Subes a casa, comes, y te echas un rato, durante el cual, por algún tipo de azar, ningún vecino hace ruido alguno y en la calle parece haberse detenido el mundo. Cuando despiertas, contigo despierta el mundo. Te preparas un café y suena el teléfono: Vaya, alguien que estabas deseando que llamara. Y quiere salir más tarde a tomar una cerveza. ¿Y por qué no? Estupendo. Son las seis y media, tienes tiempo de tumbarte a ver una peli. Me encantan esos días. Sobre las 9 sales a la calle, y parece que el frío de estos últimos días ha cesado un poco, se está estupendamente en la calle, temperatura digna de las mejores noches de feria.
Unas tapitas, unas cervecitas, risas, buena charla; y cuando mejor esta todo, te das cuenta de que se ha hecho tarde y al día siguiente tienes que madrugar. Y con las birras que llevas encima... vas a subtitular en chino. Qué fastidio, piensas que eres demasiado responsable, pero en realidad piensas que vas a quedarte y que le den por culo al trabajo. Pero mejor aún, te suena el móvil: es una compañera del trabajo que trabaja en el turno de tarde, que si, por favor, no le importaría ir yo mañana de tarde por ella y ella de mañana por mí (es decir, entrar a las 12!!!). Pongo voz seria y digo: "Está bien, cómo no. Si lo necesitas, yo voy de tarde". Y sigo de cervecitas, de risas y de buena charla. Y si empezó bien el día, mejor acaba la noche. Me encantan esos días. Ah, por cierto, me cago en esos días y en su puta madre, que todavía no conozco ninguno así!!!Escribí "Lecciones de poesía para niños inquietos" para explicar a mis hijas que la poesía habla de los sentimientos, la nostalgia y el tiempo. Con 10 años se puede tener una dimensión melancólica como con 50. Les quise demostrar que la poesía tiene que ver con la desgarradura que sienten cuando cambian de curso y dejan de ver a esa profesora con la que se llevaban tan bien y con la tristeza que sienten cuando crecen y ya no les cabe su camisa favorita. Crecer significa ir perdiendo, tomar responsabilidades y ver un día que la abuela se va haciendo mayor y se va a morir. Y al morirse la abuela descubres que después se morirá tu madre y más tarde tú.
Luis García Montero


Mientras camino se me cruza su perfume. Trato de aguantar la respiración, pero basta sólo esa pequeña fracción de segundo para que en mi cabeza se enciendan cientos de fuegos artificiales. Furtivo, leve, inconfundible, suave aroma de recuerdos y encantos; despierta en mí sentimientos aletargados.
Debo respirar, e inhalo nuevamente. Aún está el aroma de su perfume en el aire, gatillando en ese preciso momento, en ese segundo, tantas cosas en mi mente, imposibles de borrar e imposibles de ignorar, que me doy cuenta de que, aunque creo que marcho solo, aún la siento conmigo al caminar. Y quién sabe... Tal vez ella también me siente mientras camina...

"De repente comprendió la verdad. No había habido un mal funcionamiento, el problema residía en los números que había introducido. En la memoria del ordenador se almacenaban seis cifras decimales: 0,506127; en la impresión, para ahorrar espacio, sólo aparecían tres: 0,506. Lorenz había introducido los números redondeados, suponiendo que la diferencia, del orden de las milésimas, no tendría consecuencias."
Quizá os parezca absurdo plantearse estas cosas, principalmente porque no hay forma de obtener una comprobación de lo que podría haber sucedido. Sin embargo es evidente que todo cambia en función de pequeños, ínfimos factores. Y la gran paradoja de todo es que cuando nos ocurre alguna desgracia (error) de las que podrían haberse evitado, muchas veces se tiende a pensar: "Si (no) hubiera hecho tal, no habría sucedido cual.", y otras muchas veces no nos damos tampoco cuenta de que si no hubiésemos hecho cual, no habría ocurrido tal. ¿Me he explicado? ajjajajajjaja Lo estoy releyendo y ni yo mismo me aclaro.

Todo guerrero de la luz ya tuvo alguna vez miedo de entrar en combate.
Todo guerrero de la luz ya traicionó y mintió en el pasado.
Todo guerrero de la luz ya recorrió un camino que no le pertenecía.
Todo guerrero de la luz ya sufrió por cosas sin importancia.
Todo guerrero de la luz ya creyó que no era un guerrero de la luz.
Todo guerrero de la luz ya falló en sus obligaciones espirituales.
Todo guerrero de la luz ya dijo sí cuando quería decir no.
Todo guerrero de la luz ya hirió a alguien a quien amaba.
Por eso es un guerrero de la luz; porque pasó por todo eso y no perdió la esperanza de ser mejor de lo que era.
Y al cabo de un tiempo, el tiburón sigue navegando; y echa la vista atrás y ve bajo sus aletas a un grupo de remoras que nadan junto a él incansablemente. Y entre ellas reconoce a algunas pocas que empezaron el viaje en los remotos principios, allá cuando nació; a otras que se unieron más tarde, pero que no dejaron de escudarle fielmente desde entonces; y a algunas, más recientes en el tiempo, pero igual de voluntariosas y leales. Y el tiburón sonríe; sonríe porque sabe que su fin está próximo, y que cuando éste suceda no estará solo.





Fuimos la generación de la "espera"; nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando. Teníamos que hacer "dos horas de digestión" para no morirnos en el agua, dos horas de siesta para poder descansar, nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión, los dolores se curaban esperando.
Mirando atrás, es difícil cr
eer que estemos vivos. Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad y sin airbag, hacíamos viajes de 10-12 h. con cinco personas en un 600 y no sufríamos el síndrome de la clase turista.
No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños. Andábamos en bicicleta sin casco, hacíamos auto-stop, más tarde en moto, sin papeles.
Los columpios eran de metal y con esquinas en pico. Jugábamos a ver quién era el más bestia. Pasábamos horas construyendo carros para bajar por las cuestas y sólo entonces descubríamos que habíamos olvidado los frenos. Jugábamos a "churro va" y nadie sufrió hernias ni dislocaciones vertebrales.
Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle. Nadie podía localizarnos. No había móviles. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para demandar a los culpables. Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosas de niños y se curaban con mercromina y unos puntos. Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos.
Tuvimos peleas y nos "esmorramos" unos a otros y aprendimos a superarlo. Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso, alguno era gordo y punto. Compartimos botellas de refrescos o lo que se pudiera beber y nadie se contagió de nada. Nos contagiábamos los piojos en el cole y nuestras madres lo arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente.
Quedábamos con los amigos y salíamos. O ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos y jugábamos a las chapas, al"coger", al "matar", a "poliladron"..., en fin, tecnología punta. Íbamos en bici o andando hasta casa de los amigos y llamábamos a la puerta. ¡Imagínaos!, sin pedir permiso a los padres, y nosotros solos, allá fuera, en el mundo cruel ¡Sin ningún responsable! ¿Cómo lo conseguimos?
Hicimos juegos con palos, perdimos mil balones de fútbol. Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, y algunos incluso chupaban el grifo. Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la "escopeta de perdigones", antes de ser mayores de edad y sin adultos, ¡¡DIOS MÍO!!
En los juegos de la escuela no todos participaban en los equipos. y los que no lo hacían tuvieron que aprender a lidiar con la decepción. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repetían curso... ¡Qué horror, no inventaban exámenes extra!
Veraneábamos durante 3 meses seguidos, y pasábamos horas en la playa sin crema de protección solar ISDIN 15, sin clases de vela, de paddle o de golf, pero sabíamos construir fantásticos castillos de arena con foso y pescar con arpón.
Ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el culo, no en un chat diciendo ": )" ": D" ": P". Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.
No te extrañe que ahora los niños salgan gilipollas. Si tú eres de los de antes... ¡Enhorabuena! Da a conocer este manifiesto a otros que tuvieron la suerte de crecer como niños.